Hirikazu Kore-eda vuelve a uno de sus temas predilectos, el de la infancia, generalmente fracturada, ninguneada, violentada y el vínculo familiar. Lo hace poniendo el foco en cómo sufren los niños una situación concreta y de qué manera se la plantean los padres, un mundo adulto que entra también en quiebra emocional. Porque el conflicto esencial en ‘De tal padre, tal hijo’ es el de la paternidad. Lo plantea a partir de una situación límite, no muy normal pero tampoco inhabitual.