Uno de los grandes aciertos de la medicina del siglo XX fue la creación de las vacunas. Se lograron controlar y/o erradicar muchas enfermedades. De todas las prácticas médicas, las vacunas son la herramienta más eficaz en la prevención. Hace sólo 20 años atrás, las graves afecciones que padecían grandes y chicos eran imposibles de evitar. Desde la aparición de las vacunas, muchas de ellas, ya están controladas.

DEFINAMOS ALGUNAS CUESTIONES
Se dice que “las vacunas protegen en silencio”, es cierto, pero… ¿cómo actúan?
Las vacunas contienen cierta cantidad de gérmenes atenuados o inactivados (incapaces de generar la enfermedad) que al ingresar al organismo estimulan la producción de defensas (anticuerpos).
Casi todas las vacunas protegen para toda la vida, en algunos casos con una o dos dosis son suficientes. A veces, se necesitan más dosis, para alcanzar una protección duradera.
Como todo fármaco las vacunas producen ciertos efectos adversos, pero cada día en menor proporción. Las nuevas tecnologías lograron producirlas más tolerables y con escasas reacciones. Por ejemplo, las vacunas acelulares reemplazaron las tradicionales triple y cuádruple que antes producían fiebre intensa, irritabilidad y molestias.

ALGUNOS CONSEJOS
Los resfríos, catarros y diarreas no contraindican recibir vacuna, sólo se suspenden en cuadros agudos.

• Se puede aplicar más de una vacuna el mismo día. La aplicación de varias vacunas en simultáneo colabora a una mejor respuesta del sistema inmune.
• A excepción de la Sabín, ninguna vacuna requiere preparación previa.
• Todas las vacunas pueden dar dolor y/o hinchazón en la zona de aplicación.
• Después de vacunarse los chicos pueden bañarse, comer de todo y realizar cualquier actividad.