Volver a trabajar resulta para muchas mujeres un verdadero dolor de cabeza cuando hay chicos de por medio. Si no hay tía, abuela o amiga disponible, el cuidado deberá quedar a cargo de una empleada, que en muchos casos es una desconocida.

La persona que se queda a cargo tiene que tener iniciativa y debe tener claro que es un trabajo simple y complejo. La confianza que los padres deben depositar en esta persona, que velara por los chicos y por la casa mientras ellos están fuera, puede generar interpretaciones confusas sobre la delegación de autoridad para tomar decisiones prácticas cotidianamente.

Cuidar chicos es tener en cuenta que los tiempos de los chicos no son los de los adultos. Para evitar lidiar con posibles conflictos y ante la necesidad de contratar una persona idónea, se pueden consultar agencias y /o consultoras con personal especializado para la búsqueda de personal apto.

Es importante que los padres expliciten a su empleada que es lo que ellos esperan respecto del cuidado de los chicos, esto implica que valores, creencias, mensajes se transmiten en la casa, no hay que dar por sentado que la empleada resolverá las situaciones de la forma que nosotros esperamos, es tarea de los padres poner en claro que limitar y que no, como actuar si los hermanos se pelean, que hacer si no quieren comer y otras pautas. Establecer rutinas y horarios (sueño, alimentación, higiene), pautar normas de seguridad dentro y fuera de la casa, regular que programas de TV verán y cuando usarán la computadora.

Aunque la empleada esté la mayor parte del tiempo con los niños sus padres seguirán siendo su papá y su mamá.

Con transparencia, consideración y esmero de ambas partes se construye esta peculiar relación que tiene a los chicos en el centro. La crianza de los chicos requiere de una buena alianza.