“¿Está realmente bien alimentado?”

490662505Generalmente la alimentación de los chicos suele generar preocupación en los grandes. No sólo en cuanto a las cantidades, sino también en relación a la calidad de lo que comen. Y esto no es casual que suceda,  todos sabemos que los chicos deben recibir aportes altos de nutrientes y calorías, para cubrir tanto al “consumo diario” como al que requiere un organismo que está “en crecimiento”. Sabemos que los chicos se enferman frecuentemente y en cada episodio se “derivan aportes” para defenderse y poder curarse, por lo que hay que considerar otra demanda más. Veamos entonces algunos aspectos de la alimentación infantil según cada una de las etapas.

“CON EL PECHO, TIENE TODO LO QUE NECESITA”
En los primeros meses de vida, la leche materna es el mejor alimento para el bebé, por muchas razones. Entre otras, aporta anticuerpos que fortalecen al bebé y casi todos los nutrientes que necesita en la forma y temperatura óptimas. Decimos  casi todos,  porque en los últimos años se comprobó que  existen en la leche materna cantidades insuficientes de hierro y de vitaminas C y D (elementos asociados a la salud) por lo que debemos aportárselos en forma medicamentosa durante varios meses, día a día, hasta que el aporte natural de las papillas los reemplace. Con respecto a la cantidad de leche que tiene que recibir el bebé, se calcula 25 ml por kilo por toma.

“COMENZÓ CON LAS PAPILLAS”
Entre el 5º y el 6º mes de vida  aparecen las papillas, para alegría de todos, incluyendo casi siempre al bebé. Generalmente le aportan mayor volumen de comida que la leche, aumentando las calorías y dándole más saciedad, “queda llenito”. Entonces se van espaciando las comidas y se organizan mejor los horarios del bebé.  Si bien es una etapa divertida y “relajada” en relación al comer, debemos tener en cuenta  que la leche sigue siendo la base de la alimentación y que el hierro y las vitaminas, ahora en forma natural,  deben estar presentes “al menos una vez al día, todos los días”.

“SE SIENTA A COMER Y SE LEVANTA A LOS DOS MINUTOS”
Durante el 2º año de vida  el chico desacelera su crecimiento, sólo crece un 20%  en relación al 200% que creció en los primeros 12 meses, en consecuencia  suele comer menos que antes. Además  sus intereses pasan más por otro lado:  jugar, investigar, descubrir, aún con la comida misma… y comer, alimentarse  en sí se transforma en “una lucha”. Por eso  aconsejamos no “hacerse malasangre” y aceptar que en esta etapa la cuestión suele ser así y sólo  estar atentos a que el chico este  creciendo bien y su dieta sea  lo más completa posible. Ojo: la excesiva cantidad de leche, (con 500 ml de lácteos alcanza) y la frecuente ingesta de líquidos suelen quitarles  las ganas de comer.

“YA ESTÁ GRANDECITO Y COME MEJOR”
En los años que siguen, jardín y primaria, los chicos no suelen “traer problemas con la comida”. Tienen muchas actividades, gastan muchas energías y las reponen “comiendo bien”. Hay que estar atentos a detectar algún déficit alimentario, como el de vitamina C o el de hierro,   en esta etapa los chicos adoran las “golos” y la comida chatarra. También hay muchos desarreglos en los horarios de las comidas por los “compromisos” que tienen: deportes, fiestas, pernoctadas. Volver a ordenar los hábitos alimentarios apenas se pueda.

“PEGÓ EL ESTIRÓN Y NO PARA DE COMER”
En la prepubertad y pubertad en sí, el colosal estirón que “pegan” los jóvenes lleva a un cambio notorio en sus hábitos alimentarios. “Se comen todo”….o también “arrasan” con las comidas. Si bien dan la sensación de “ir bien con este tema” es tal el desgaste físico que tienen y el desarrollo es tan vertiginoso,  que en algunos casos (los menos) justificamos el aporte de algún complemento polivitamínico para equilibrar esta situación.

“¿NO PODEMOS DARLE UN COMPLEJO VITAMÍNICO ???”
Van algunos consejos, que pueden ayudar en el tema:

  • Jerarquizar la calidad de los alimentos por sobre la cantidad. En la dieta de los chicos nunca pueden faltar los lácteos, las carnes y la vitamina C.
  • La mayoría de las enfermedades infantiles son por contagio entre los chicos. Difícilmente ocurren por algún déficit nutricional.
  • Siempre que haya dudas acerca de la alimentación de los chicos, se debe consultar en primer lugar al Pediatra quien es el referente de la familia más confiable y capacitado para compartir las inquietudes que genera este tema.