«Le dieron antibióticos…»

antibioticosMuchas veces bienvenidos y elogiados, otras veces cuestionados y criticados. ¡Qué tema! Los antibióticos son uno de los medicamentos de mayor uso diario, y tal vez, uno de los más controvertidos y  polémicos. Veámos qué hay de cierto y qué no…

¿QUÉ SON Y CÓMO ACTÚAN?
Son sustancias químicas que en pequeñas dosis ayudan a destruir a los gérmenes sin afectar a las células del organismo. En algunos casos, lo hacen a través de “perforaciones” en la membrana que los recubre, facilitando la entrada de agua y el posterior estallido microbiano. En otros, impiden que se multipliquen, dejando que los anticuerpos terminen  con ellos.

¿PORQUÉ “CADA OCHO HORAS”?
Los antibióticos actúan cuando alcanzan una determinada concentración en el organismo, generalmente a la hora y media o dos horas de su administración. Posteriormente, esa cantidad comienza a descender, y debemos elevarla para garantizar su eficacia. Está perfectamente comprobado científicamente,  cuál es la dosis correcta,  el lapso de tiempo necesario entre las tomas y la cantidad de días que hay que dar cada tipo de antibiótico. Cuando retrasamos la toma, estamos dándole a los gérmenes la oportunidad de reproducirse; cuando acortamos el tratamiento a menos días de lo estipulado, las bacterias pueden hacerse resistentes. Ambas conductas, llevan a fracasos terapéuticos, con una consiguiente recaída. 

MITOS Y REALIDADES
“ES CIERTO  QUE”
  • Están indicados exclusivamente en las infecciones bacterianas (otitis, infección urinaria, neumonía, absceso, algunas anginas). En los procesos de origen viral, no cumplen ninguna función; se curan solos.
  • Cada tipo de infección requiere un antibiótico determinado y no otro. Si bien existen los de “amplio espectro”, que son efectivos para cualquier clase de gérmenes, tratamos de elegir el medicamento más específico para cada caso.
  • Al tomar antibióticos, se altera la flora bacteriana. En  la garganta, en el intestino, en la piel y en otros sectores del organismo, existen gérmenes que cumplen funciones relacionadas con la salud. En presencia de antibióticos, son reemplazados por otros que pueden ser resistentes a aquellos fármacos, o por hongos.
  “NO ES CIERTO  QUE”
  • “..Bajen las defensas y debiliten al organismo…” Esto sucedía con algunos antibióticos ya en desuso, como el Cloranfenicol (QUOTALâ) que inhibía la producción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
  • “….Manchan los dientes y los huesos ….” También sucedía con remedios que ya no se utilizan, como la Tetraciclina (TERRAMICINAâ)
  • “…Comúnmente dan efectos adversos….” Son muy poco frecuentes y casi siempre digestivos, como nauseas, algún vómito y/o diarrea.
  • “…Suelen dar reacciones alérgicas…” Son infrecuentes y pueden ser ocasionales, es decir que ocurren una vez y no se vuelven a repetir más.
  • “…No hay que tomarlos con el estómago vacío…”  Todo lo contrario. La mayoría de ellos  se  absorbe en ausencia de alimentos, que interfieren su asimilación.

Finalmente diremos que los antibióticos son una herramienta muy útil para el manejo de muchas de las enfermedades de los chicos, si son utilizados con un criterio racional  basado en el conocimiento científico y en la historia particular de cada chico.