Recetas y certificados de pasillo o de favor, ¿qué riesgos implican?

recetamedicaPrescripción y transcripción de medicamentos y/o solicitud de estudios complementarios. Documentación médica y responsabilidad profesional.

Las recetas, certificados y ordenes médicas que coronan la asistencia al paciente, sea ambulatoria, en internación o en ambas, abarca lo denominado documentación médica.

Dos datos son interesantes de resaltar:
1) El monopolio que tenemos los profesionales de la salud para la prescripción.
2) La prescripción, según lo determinado por el Consejo Superior del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, forma parte indisoluble del acto médico y no puede ser escindida.

Entonces sólo los médicos podemos prescribir un tratamiento, farmacológico o no y sólo podemos hacerlo luego de haber examinado al paciente y visto, también por nosotros mismos, los eventuales resultados de exámenes complementarios solicitados de nuestro puño y letra. Resulta indefendible, desde cualquier perspectiva ética o legal, la denominada “receta de pasillo” o “receta de favor” o la solicitud de estudios, muchas veces con riesgo intrínseco cierto, sin haber examinado nosotros mismos al paciente y haber conversado con él las diferentes alternativas, un verdadero acto médico.

Esta cuestión se vincula de manera directa, con los profesionales denominados “médicos de cabecera”, modalidad a la que tienden hoy numerosas obras sociales y mutuales de nuestro país.

La responsabilidad del médico de cabecera o de familia, va más allá del acto médico puntual, aislado de un médico especialista, que puede ser pasible de algún error por desconocimiento acabado de la historia misma del paciente. Los médicos están presionados por bajos honorarios y los pacientes los menosprecian acudiendo al especialistas para una consulta puntual, sin dimensión de la importancia de este tipo de atención.

Muchas obras sociales y mutuales tienden a utilizar los servicios de los médicos de cabecera más que para brindar una debida asistencia a sus afiliados, como para amortiguar la inmensa cantidad de estudios solicitados por infinidad de especialistas desconectados entre sí y para ejercer una suerte de control sobre las prescripciones que cada uno realiza aisladamente desde su campo de conocimiento. La idea primordial no parece ser el control de la salud y la íntegra asistencia de los pacientes sino el control del gasto en salud.

En medio de este caos, con cápitas supernumerarias tratando de alcanzar un ingreso medianamente digno, los médicos de cabecera suelen recurrir a los servicios de inteligentes y eficientes secretarias, delegando en ellas la mayor parte de dicho trabajo administrativo: transcripción de recetas y de pedidos de estudios realizados por otros facultativos.

Varios factores de riesgo que merecen conocerse y debatirse:
1) Se pierde el contacto entre médico y paciente, reemplazándose por una mayor relación secretaria-paciente.
2) Se cede a esta/s empleada/s el uso de la firma y el sello del galeno.
3) El médico de cabecera acaba realizando un trabajo administrativo para otro colega, desvirtuando así su propia tarea asistencial.
4) Se pierde el control de lo prescripto y la posibilidad de detectar errores de tratamiento o en la solicitud de estudios.

La prescripción es la indicación formal de un tratamiento farmacológico o no, o el pedido de un estudio complementario, realizado por un facultativo debidamente habilitado y que puede ser surtido en la farmacia o realizado en el lugar que corresponda sin intervención alguna de otro facultativo actuante como intermediario.

La transcripción en cambio avala, convalida o autoriza, mediante su firma en un formulario específico, la indicación farmacológica o de estudios complementarios solicitada por otro colega que no atiende directamente a la obra social del paciente o que, por comodidad o cualquier otra causa, decide no complementar dichos formularios derivando al paciente para que sea su médico de cabecera quien se ocupe de tal tema.

Nos preguntamos entonces,¿corresponde? ¿De quién es la responsabilidad? En todo caso, de ambos.

El tema es que los médicos están dentro de un sistema en el que se devalúa el concepto de médico de cabecera o médico de familia para convertirnos en simples transcriptores de recetas o pedidos de estudios de terceros.

Sería importante sentarnos a discutir seriamente, con fundamentos éticos, científicos y legales, los alcances de la idea de médico de cabecera y de atención primaria de la salud.

(Fuente: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=79831)